Domingo, 15 de septiembre de 2019
CITAS BÍBLICAS
- 1ra lect.: Ex 32,7-11.13-14
- Sal 50
- 2da lect.: 1Tim 1,12-17
- Evangelio: Lc 15,1-32
EL AMOR NO MARGINA
Un famoso predicador comenzó su sermón enseñando un
billete de 100 euros. Y preguntó a los asistentes: "¿Quién de ustedes
quiere este billete de 100 euros?
Las manos empezaron a alzarse.
Les dijo: "Voy a dar este billete a
uno de ustedes, pero antes déjenme hacer esto". Y empezó a estrujar el
billete. Siguió preguntado; "¿Todavía lo quieren?" La gente levantó
las manos.
Bien, les dijo: "¿Y si hago
esto?" Dejó caer el billete al suelo y comenzó a pisarlo y ensuciarlo con
sus zapatos.
Lo recogió, ahora arrugado y sucio.
"¿Todavía lo quiere alguien?".
Las manos seguían levantándose.
Amigos, han aprendido una valiosa
lección. Hiciera lo que hiciera al billete, ustedes seguían deseándolo porque,
a pesar de su aspecto cada vez más feo, sabían que su valor seguía siendo el
mismo. Seguía valiendo 100 euros.
Nosotros somos ese billete. Muchas veces
ensuciados y aplastados por nuestras propias decisiones o por las decisiones de
los demás. Nos sentimos indignos y sin valor. Pero el valor de nuestras vidas
no está en lo que hacemos sino en lo que somos.
Y todos somos especiales. Hay que
valorar las bendiciones de la vida, no los problemas.
Hoy en el capítulo 15 de Lucas Jesús nos
cuenta tres cuentos: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido.
Todo el evangelio está ahí.
Toda la buena noticia está ahí.
¿Quiere saber como es Dios?
¿Quiere saber como es Jesús?
¿Quiere saber como es usted?
Abra la Biblia y lea despacio el
capítulo 15 de Lucas y comprobará que:
§ Jesús
no es un predicador aburrido porque sabe contar hermosas historias.
§ Jesús
no es un predicador ignorante, que habla de oídas, porque es el único
predicador que conoce a Dios Padre.
§ Jesús
no es un predicador charlatán. En una frase, fácil de recordar, nos dice todo
el mensaje: "No se puede servir a dos señores". "Por sus frutos
los conoceréis". "Donde está tu tesoro, está tu corazón".
"Yo conozco a mis ovejas".
Lucas nos dice que los enemigos de
Jesús, los fariseos y maestros de la ley definían a Jesús como el que
"acoge a los pecadores y come con ellos". Y tenían razón. Buena
definición del ministerio de Jesús.
¿Y usted cómo define a Jesús? ¿Qué
dice de Jesús?
San Pablo dice también: "Cristo
Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero".
El que se encuentra con Jesús se
reconoce pecador, el primero, el más grande. Muchos no se atreven a decir: yo
el más grande.
Aquí estamos, en este domingo, en
nuestra casa, una asamblea de pecadores, celebrando el encuentro con Jesús, la
salvación de Jesús, el perdón de los pecados por Jesús.
"Si uno de ustedes pierde una oveja
de las cien que tiene no deja las noventa y nueve y se pone en busca de la
perdida?
¿Qué haría usted?
Dios no actúa como los bomberos que
están tranquilos en su estación mientras no suene la alarma.
Dios no está quieto.
Dios hace campaña, no para pedirte tu
voto, sino para buscarte, para llevarte a su corral, para vendar tus
heridas, para cargarte sobre sus hombros.
¿Por qué? Porque eres suyo.
Dios no da a nadie por desparecido ni
por muerto aunque pasen los días y los años.
Dios no borra a nadie de su lista.
Para Dios no hay personas non gratas.
Usted está en el corazón de Dios.
Nadie es tan malo que no pueda ser amado
por Dios.
En la justicia de Dios no hay silla
eléctrica ni inyección letal. Sólo hay amor y perdón para el que se deja
encontrar por Él. Déjese encontrar, tocar, abrazar por Dios.
En las matemáticas de Dios uno es tan
valioso como 99.
Y cuando llega a casa, reúne a sus
amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo porque encontré la oveja perdida.
Jesús nos habla de su Padre, de su amor
y al mismo tiempo nos habla de nosotros, de nuestra necesaria conversión, de
nuestra vuelta a casa.
Cuántos hermanos nuestros, sellados con
el sello del amor de Dios, con su Espíritu, le han dado la espalda, viven
perdidos en sus pequeños amores, prisioneros de sus deseos y de la carne,
atrapados en el cepo del consumo y lo superficial y sin embargo son amados y
buscados por el buen pastor, por Jesús.
Es responsabilidad nuestra llamarles y
amarles en el nombre de Jesús.
Esta es la fiesta del cielo. Aquí y ahora, Dios goza, los ángeles cantan,
por cada pecador que se arrepiente y empieza a respirar en libertad.
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