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Domingo, 23 de junio de 2019
Zac. 12, 10-11
Gal. 3,26-29
Lc. 9, 18-24
PRIMERA
LECTURA
Mirarán al que
traspasaron.
Lectura del profeta
Zacarías. Zac 12.10-11
Esto
dice el Señor: -Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de
Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien
traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se
llora al primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén, como el luto
de Hadad Rimón en el valle de Megiddo.
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial
R./ Mi alma está
sedienta de ti, Señor, Dios mío.
¡Oh Dios!, tú eres mi
Dios, por ti madrugo;
mi alma está sedienta
de ti;
mi carne tiene ansia de
ti,
como tierra reseca,
agostada, sin agua.
R./
¡Cómo te contemplaba en
el santuario
viendo tu fuerza y tu
gloria!
Tu gracia vale más que
la vida,
te alabarán mis labios.
R./
Toda mi vida te
bendeciré,
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de
enjundia y de manteca,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
R./
Porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de tus
alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti
y tu diestra me
sostiene.
SEGUNDA
LECTURA
Los que habéis
sido bautizados, os habéis revestido de Cristo.
Lectura de la carta del
apóstol San Pablo a los Gálatas. Gál 4,31b-5.1.13-18.
Hermanos:
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis
incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo.
Ya no hay distinción
entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos
sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y
herederos de la promesa.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
Tú eres el Mesías
de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.
Lectura del
santo Evangelio según San Lucas. Lc 9,18-24.
Una
vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
-¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron: -Unos
que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno
de los antiguos profetas.
El les preguntó: -Y
vosotros, ¿quién decís que soy?
Pedro tomó la palabra y
dijo: -El Mesías de Dios.
El les prohibió
terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -El Hijo del hombre tiene que
padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacar dotes y letrados,
ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Y, dirigiéndose a
todos, dijo: -El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su
cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.
Palabra del
Señor.
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