martes, 25 de junio de 2019

HOMILÍA: XIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C


Color: Verde

Domingo, 30 de junio de 2019

1ra lect.: 1Re 19,16b.19-21
 2da lect.: Gal 4,31b-5,1.13-18
Evangelio: Lc 9,51-62

UNA PROPUESTA DE VIDA

En muchas ocasiones los evangelistas nos presentan a Jesús en camino. El tema del camino es central en los evangelios, pues éste es precisamente un camino que conduce a una vida plena y feliz; es una propuesta para realizar y realizarse como ser humano. El mismo Jesús es presentado por el Cuarto Evangelista como el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).
Según el relato de Lucas, que leemos este domingo, Jesús iba camino de Jerusalén. Para ir desde Galiea a Judea, era necesario pasar por Samaría. Es bien sabido que samaritanos y judíos eran enemigos.
Por ser una mezcla entre judíos y no judíos, los samaritanos eran rechazados por los judíos tradicionales. Los samaritanos no constituyeron una secta judía sino un grupo de oposición al judaísmo.  Aceptaban el Pentateuco y seguían prescripciones como la circuncisión, el Sábado y las demás fiestas. Creían en un solo Dios, cuyo intérprete Moisés, había liderado el proceso de liberación de Egipto y la revelación del Sinaí. Se consideran los continuadores de la fe legítima de Israel y tildaban a los judíos como cismáticos. No aceptan los demás libros del A.T. y se oponían rotundamente a Jerusalén como capital religiosa y al templo como santuario central.
Las agresiones iban y venían. Por eso, para evitar problemas, muchos judíos que debían pasar de Galilea a Judea o viceversa, preferían rodear por la costa o por la cuenca del Jordán, lo cual representaba unas horas más de camino.
El judío Jesús, en un primer momento tuvo una actitud de recelo para con los samaritanos  y los gentiles (Mt 10,5). Pero después maduró como persona y como creyente. Abandonó el sectarismo y el fundamentalismo propio de los judíos ortodoxos y asumió una postura más abierta e incluyente. Por eso en su camino hacia Jerusalén, quiso compartir su propuesta de salvación con los samaritanos para involucrarlos en su proyecto. Para esto envió a unos mensajeros con el fin de preparar hospedaje, pero los samaritanos no lo aceptaron porque se dirigía hacia Jerusalén, mostrando así el rechazo que había hacia los judíos, especialmente hacia Jerusalén y su templo.
Dos de sus discípulos reaccionaron de manera violenta. Ellos fueron Santiago y Juan, (llamados por Jesús hijos del trueno – Mc 3,17), por su mentalidad judía cerrada, con características propias de los celotes[2] y además con la idea de un Mesías todopoderoso. Pensaban que el Mesías se iba a tomar el poder y a establecer el reinado de Dios gustárale a quien le gustare, y que nadie podría oponerse porque Dios estaba de su parte. Por eso se les hizo fácil sugerirle a Jesús que oraran todos para que el todopoderoso mandara fuego del cielo y acabara con ellos, como lo había hecho Elías (2Re 1,10ss).
Pero Jesús los reprendió porque estaba muy convencido de la validez de su evangelio, como para desestabilizarse porque un grupo no lo aceptaba. Porque su camino era una propuesta de vida y no una imposición colectiva. Cada vez que en la historia se ha tratado de imponer el camino de Jesús, éste ha dejado de ser buena noticia y se ha convertido en un recurso más para justificar los afanes totalitaristas de algunos fanáticos. Los reprendió además, porque la oración es para entrar en comunión con Dios y su plan de salvación, y no para exigir que él haga lo que nuestros caprichos e inmadureces humanas le sugieran.  
Como no lo aceptaron en Samaría, entonces respetó las diferencias y se fue para otra parte. “De mejores fiestas me han sacado”, dice el adagio popular. En otro momento pudo entrar, según lo testimonia el cuarto evangelista: (Jn 4,1ss).
Cuando el Evangelio se acepta, se asume y se vive en libertad, genera plenitud, alegría y felicidad. Cuando se impone genera rechazo, resentimientos y odios justificados. Es necesario seguir anunciado el evangelio en muchas partes del mundo donde no lo conocen porque nadie les ha hablado de él, o donde lo conocen a medias, porque se ha presentado como una religión y no como una propuesta vital para ser mejores seres humanos. 
Afortunadamente ya no es el tiempo para imponer la cristiandad como se hizo otrora, con pésimos resultados para la vivencia de una fe auténticamente cristiana. Ahora, en un ambiente de libertad, tenemos el desafío de testimoniar la validez del camino de Jesús para todo ser humano que quiera seguirlo. Ahora podemos mostrar el camino de Jesús como una vía segura para ser mejores seres humanos y para logar una humanidad más fraterna, justa y feliz. Para que cada ser humano le encuentre sentido pleno a su vida en el encuentro respetuoso y amoroso con el Otro (Dios) y con los otros.
Con la alegría que tu Espíritu infunde en nuestros corazones
te alabamos a boca llena, Padre nuestro, porque nos llamaste
a la libertad y a la confianza que nos da tu amor, mediante
la comunión de destino con Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.

Concédenos tú, Señor Jesús, hambre y sed de fidelidad
para seguirte resueltamente y caminar fielmente a tu lado
win perder el paso, hasta la meta final de la pascua eterna.
Para eso, fortalécenos con tu Espíritu y purifícanos con su fuego
que consuma nuestra escoria, nuestros miedos, nuestros egoísmos.

Haznos, Señor, testigos de tu evangelio en un mundo difícil
que sufre vacío de espíritu de amor y de esperanza. 

Amén

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