martes, 5 de mayo de 2020

HOMILÍA


V Domingo de Pascua.  Ciclo A

Color: BLANCO

Domingo, 10 de mayo de 2020

CITAS BÍBLICAS

-          1ra lect.: Hch 6, 1-7
-          Sal. 32
-          2da lect.: 1P 24-9
-          Evangelio: Jn 14, 1-12

"Corresponsabilidad eclesial"

Recién llegado a Nueva York le pregunté a una señora: ¿por favor, dónde está la oficina de correos? Con mucha amabilidad me indicó el camino.
Le di las gracias y le dije que viniera a la iglesia el domingo y yo le indicaría el camino que lleva al cielo.
No creo que vaya porque si no sabe el camino de la oficina de correos menos conocerá el camino del cielo.
En inglés hay una palabra muy bonita "homesick", es decir, añoranza de la casa, nostalgia de la patria y sacar boleto de regreso al hogar.
El evangelio de hoy tiene una nota de nostalgia. El Señor dice a sus apóstoles: me voy a casa, a la casa de mi Padre.
Sitio para todos. Jesús no quiere estar solo. Yo soy el camino y vine a su mundo para enseñarles el camino que lleva a casa.
Tomás que le escucha con atención, le interrumpe y le dice: Si no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Tomás está pidiendo el mapa de carreteras.  Hay que descargarle una aplicación con un buen GPS.

Felipe le dice también a Jesús: Enséñanos una fotografía del Padre y eso nos basta.
ü Yo soy el camino y la autopista.
ü Yo soy el fin del viaje.
ü Yo soy la fotografía del Padre.
Los seguidores de Jesús antes de llamarse cristianos eran "los que seguían el camino".
Seguir el camino es estar homesick, abierto a Dios, una manera de vivir, llevar incorporado un GPS, saber que hay una salida con buena señalización…
Algunos para encontrar el camino que lleva a la casa del Padre lo buscarán en la Biblia o en los miles de libros que circulan por ahí o consultarán a Google o Yahoo, pero la mejor manera de dar con él es preguntar a alguien que ha estado allí. El único que ha estado allí es Jesús.
Una vez un estudiante le preguntó al famoso teólogo Karl Barth si Dios no se había manifestado en las otras religiones además de en el cristianismo y éste le contestó: "Dios no se ha revelado a sí mismo en ninguna religión ni siquiera en la cristiana. Dios se ha revelado en su Hijo".
Los cristianos estamos llamados a creer en una persona, en una persona que vive, en una persona que no sólo habla en nombre de Dios, sino que es Dios.
La carta de San Pedro nos recuerda los cuatro títulos que han de exhibir los cristianos.
¿Tiene usted algún título que colgar en la pared? Licenciado, Magister, Doctor…
Aquí tiene los cuatro títulos que le concede Dios Padre.

1.- Ustedes son una "raza elegida".
La palabra importante es "elegida". No somos una comunidad reunida al azar, por casualidad, ni por una lotería de nombres.
La existencia cristiana tiene como principio la elección de Dios. La Iglesia es la comunidad de los llamados a vivir y formar la comunidad, los llamados por Dios.
2.- Ustedes son un "pueblo sacerdotal".
Todos son piedras vivas para formar la casa espiritual en la que ofrecemos a Dios por Jesucristo un sacrificio espiritual.
Todos sacerdotes. ¿Por qué? Todos tenemos la misión de reconciliar el mundo para Dios en Cristo.
Todos sacerdotes. ¿Por qué? Todos juntos ofrecemos el sacrificio de la eucaristía. El sacrificio del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
3.- Ustedes son una "nación santa". Consagrados a Dios, a pesar de nuestros pecados, somos de Dios y llamados a vivir santamente.
4.- Ustedes son el "pueblo de Dios". Comprados con la sangre de Cristo, somos su posesión.
¿Para qué sirven estos títulos?
Para recordarnos que, nuestra humanidad, con sus miserias y escándalos, somos también divinos.
Es Dios quien nos ha traído a su Iglesia, nos ha elegido, nos da poder para ofrecer este sacrificio y nos congregará a todos en la casa de la alegría, en el cielo, donde hay muchas estancias y donde estaremos todos alabando y celebrando la victoria de la fe, la esperanza y el amor.
Nosotros los que creemos en Jesucristo somos los "seguidores del camino" y lo señalamos a los demás con nuestras palabras y nuestras obras.

¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya. Aleluya!

V Domingo de PASCUA.  Ciclo A

10 de mayo de 2020



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