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BLANCO
Domingo, 10 de mayo de 2020
CITAS BÍBLICAS
- 1ra
lect.: Hch 6, 1-7
- Sal. 32
- 2da
lect.: 1P 2, 4-9
- Evangelio: Jn 14, 1-12
"Corresponsabilidad eclesial"
Recién llegado a
Nueva York le pregunté a una señora: ¿por favor, dónde está la oficina de
correos? Con mucha amabilidad me indicó el camino.
Le di
las gracias y le dije que viniera a la iglesia el domingo y yo le indicaría el
camino que lleva al cielo.
No creo
que vaya porque si no sabe el camino de la oficina de correos menos conocerá el
camino del cielo.
En
inglés hay una palabra muy bonita "homesick", es decir, añoranza de
la casa, nostalgia de la patria y sacar boleto de regreso al hogar.
El
evangelio de hoy tiene una nota de nostalgia. El Señor dice a sus apóstoles: me
voy a casa, a la casa de mi Padre.
Sitio
para todos. Jesús no quiere estar solo. Yo soy el camino y vine a su mundo para
enseñarles el camino que lleva a casa.
Tomás
que le escucha con atención, le interrumpe y le dice: Si no sabemos a dónde
vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Tomás
está pidiendo el mapa de carreteras. Hay
que descargarle una aplicación con un buen GPS.
Felipe
le dice también a Jesús: Enséñanos una fotografía del Padre y eso nos basta.
ü Yo soy el camino
y la autopista.
ü Yo soy el fin
del viaje.
ü Yo soy la
fotografía del Padre.
Los
seguidores de Jesús antes de llamarse cristianos eran "los que seguían
el camino".
Seguir
el camino es estar homesick, abierto a Dios, una manera de vivir, llevar
incorporado un GPS, saber que hay una salida con buena señalización…
Algunos
para encontrar el camino que lleva a la casa del Padre lo buscarán en la Biblia
o en los miles de libros que circulan por ahí o consultarán a Google o Yahoo,
pero la mejor manera de dar con él es preguntar a alguien que ha estado allí.
El único que ha estado allí es Jesús.
Una
vez un estudiante le preguntó al famoso teólogo Karl Barth si Dios no se
había manifestado en las otras religiones además de en el cristianismo y éste
le contestó: "Dios no se ha revelado a sí mismo en ninguna religión ni
siquiera en la cristiana. Dios se ha revelado en su Hijo".
Los
cristianos estamos llamados a creer en una persona, en una persona que vive, en
una persona que no sólo habla en nombre de Dios, sino que es Dios.
La
carta de San Pedro nos recuerda los cuatro títulos que han de exhibir los
cristianos.
¿Tiene
usted algún título que colgar en la pared? Licenciado, Magister, Doctor…
Aquí
tiene los cuatro títulos que le concede Dios Padre.
1.- Ustedes
son una "raza elegida".
La
palabra importante es "elegida". No somos una comunidad reunida al
azar, por casualidad, ni por una lotería de nombres.
La
existencia cristiana tiene como principio la elección de Dios. La Iglesia es la
comunidad de los llamados a vivir y formar la comunidad, los llamados por Dios.
2.-
Ustedes son un "pueblo sacerdotal".
Todos
son piedras vivas para formar la casa espiritual en la que ofrecemos a Dios por
Jesucristo un sacrificio espiritual.
Todos
sacerdotes. ¿Por qué? Todos tenemos la misión de reconciliar el mundo para Dios
en Cristo.
Todos
sacerdotes. ¿Por qué? Todos juntos ofrecemos el sacrificio de la eucaristía. El
sacrificio del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
3.-
Ustedes son una "nación santa". Consagrados a Dios, a pesar de
nuestros pecados, somos de Dios y llamados a vivir santamente.
4.-
Ustedes son el "pueblo de Dios". Comprados con la sangre de
Cristo, somos su posesión.
¿Para
qué sirven estos títulos?
Para
recordarnos que, nuestra humanidad, con sus miserias y escándalos, somos
también divinos.
Es
Dios quien nos ha traído a su Iglesia, nos ha elegido, nos da poder para
ofrecer este sacrificio y nos congregará a todos en la casa de la alegría, en
el cielo, donde hay muchas estancias y donde estaremos todos alabando y
celebrando la victoria de la fe, la esperanza y el amor.
Nosotros
los que creemos en Jesucristo somos los "seguidores del camino"
y lo señalamos a los demás con nuestras palabras y nuestras obras.
¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya. Aleluya!
V Domingo de PASCUA. Ciclo A
10 de mayo de 2020
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