V Domingo de Pascua. Ciclo A

Color: BLANCO

Domingo, 10 de mayo de 2020

CITAS BÍBLICAS

-          1ra lect.: Hch 6, 1-7

-          Sal. 32

-          2da lect.: 1P 2, 4-9

-          Evangelio: Jn 14, 1-12

UN CORAZÓN FIRME

Por P. Wilkin Castillo

La invitación viene de Dios y la firmeza la construyo yo!!

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Que no tiemble su corazón; crean en Dios y crean también en mí.” Hoy por la situación de crisis por la que atravesamos como mundo, se nos pide, más que nunca, firmeza de corazón en nuestro accionar; por eso las palabras de Jesús en este evangelio nos interpelan y han de producir en positivo un gran impacto en nosotros: nos dice el maestro: “Que no tiemble su corazón”.  Es como un bálsamo en medio del dolor y de la enfermedad, por la cual podemos estar pasando o por la inestabilidad y crisis del momento.

 “Crean en Dios y crean también en mí”.  Este llamado a creer trasciende y sobrepasa las realidades meramente terrenas y mundanas, es decir, que aunque lleguemos a morir o veamos morir algunas personas queridas, es saludable mantenernos en ese creer en Dios y en Jesús, aun en medio de las condiciones más  precarias por las cuales estemos pasando.

“Me voy al Padre a prepararles sitio”.   Que delicadeza por parte de Jesús y un gran privilegio para nosotros que Él vaya por delante a prepararnos sitio, un lugar para la eternidad. “Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y les llevaré conmigo”.  Es decir, que es todo un proceso serio que requiere de un tiempo de preparación y dedicación constante.  “Yo soy el camino y la verdad y la vida” No hay nada más desagradable, incierto y confuso en la vida que empezar a caminar en un lugar sin tener ante nuestros ojos un camino, aunque los más valientes han llegado a decir que se hace camino al andar.  

La verdad ha de estar acorde con lo objetivo, es decir, la verdad es objetividad, que no haya duda ni confusión alguna en lo que yo expreso de una persona o de una realidad concreta.

La palabra vida en labios de Jesús es una realidad rica y con innumerables matices, no es un simple término pobre y limitado que tiene que ver con la vida como la conocemos hasta ahora, sino que es vida en Dios.

La firmeza hay que mantenerla al precio que sea y en las primeras comunidades cristianas fue necesario hacer uso de ella: “En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea”.  Por lo leído al parecer quejarse es tan antiguo como la humanidad misma, pero cuando tenemos la capacidad de ver el problema es pensando en una posible solución, por eso llegamos a descubrir: “No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración”.

El hombre de Dios debe ser administrador, pero primero y más importante, administrar las cosas espirituales, ha de ser un profesional en cuanto a esta materia se refiere. Podríamos pecar contra Dios y en perjuicio de nuestros hermanos si el tiempo que hemos de invertir en Dios y en sus cosas lo invertimos en cuestiones que no dejan de ser importantes,  pero que otros la pueden hacer e incluso lo podrían hacer mejor que nosotros.

P. Wilkin Castillo

“Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra”.  Hombres llenos de fe y de Espíritu Santo, son los requisitos para ser administrador.

Hoy también necesitamos de firmeza de corazón y de carácter aguerrido, para mantenernos en pie ante la situación del momento.

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