CITAS BÍBLICAS
I Lec. Is 58,7-10
Salmo Responsorial 111
II Lec. 1 Cor. 2, 1-5
III Lec. Mateo. 5,13-16
IDENTIDAD DEL DISCÍPULO DE JESÚS
A lo largo
del año se hacen muchas campañas de sensibilización: campañas de solidaridad,
Manos Unidas, campañas antidrogas, antiaborto…
Hay una campaña
titulada: "Make a difference Day", "Un Día para hacer la
Diferencia".
Ponga su tiempo
y sus talentos al servicio de su comunidad.
Un día para
hacer la diferencia.
El domingo,
reunidos aquí por el poder del Espíritu Santo, este mismo Espíritu hace la
campaña de Jesús muerto y resucitado por nosotros.
La campaña de
Jesús no es un día, no es una frase, no es un poster.
La campaña de
Jesús es toda una vida, es todo el evangelio proclamado y creído, es todo el
poder del Espíritu, el único que tiene el poder para convencernos y
movilizarnos a favor de los hermanos y hacer la diferencia.
Érase una viga
de hierro muy dura que había que romper.
"Yo haré el
trabajo", dijo el hacha. Y comenzó a golpear con fuerza el hierro y a cada
golpe que daba su filo se iba dañando hasta que dejó de dar golpes.
"Déjame a
mi", dijo la sierra. Y comenzó a trabajar la superficie del hierro hasta
que sus dientes se gastaron y se rompieron. Y se dio por vencida.
Ah, dijo el
martillo, ya sabía yo que no lo iban a conseguir. Mírenme a mí. Y después del
primer golpe, el martillo voló por el aire y la viga de hierro seguía igual.
"¿Me dejan
intentarlo?", preguntó tímidamente la llama de fuego.
"Ni lo
intentes", le contestaron el martillo, la sierra y el hacha. "¿Qué
puedes hacer tú?"
Pero la llama
rodeó el hierro, lo abrazó, calentó y no la dejó hasta que se fundió bajo su
influencia poderosa.
La persistencia
de la pequeña llama rompió la viga de hierro.
El Señor nos
dice, hoy, que sus discípulos tienen que ser persistentes, eficaces y que
tenemos que hacer la diferencia, que tenemos que estar presentes si queremos
impactar nuestro entorno.
"Ustedes
son la sal de la tierra".
Ustedes son. El
Señor no dice: deberían ser, ojalá fueran… da por hecho que somos.
El Señor nunca
habla de deseos ni de buenas intenciones, habla de una nueva realidad, de una
transformación profunda realizada en cada creyente por el Espíritu Santo.
En este enorme
cocido que es nuestro mundo donde hay todos los ingredientes: droga, violencia,
sexo, esclavitud, avaricia, escándalos…el Señor dice a sus seguidores, ustedes
son la sal.
La sal servía
para preservar los alimentos, la sal era fuente de vida. Da sabor a la comida,
no es egoísta, se diluye, no se ve, es simplemente para los demás.
Esta es nuestra
misión: la misión de la sal preservar nuestro ambiente, nuestro barrio, nuestra
comunidad para que no se corrompa, para que la vida florezca, para que la paz y
la justicia sean para todos, para que la salvación de Cristo llegue a todos,
para que el mal y el maligno no triunfen.
Dar sabor a este
enorme cocido, el sabor del bien, del servicio, de la generosidad, del
evangelio, el sabor de la cruz de Cristo y de su resurrección.
Y perderse,
diluirse como la sal.
No existimos
sólo para nosotros, existimos para los demás. Cristo no vino para que le dieran
una medalla por los servicios prestados, vino para darse sin más y darse a
todos.
Pero si la sal
se desvirtúa…
Aviso para todos
nosotros. ¿Qué preservamos? ¿A quién damos sabor?
"Recibe
la luz de Cristo", dice el sacerdote al padre del bautizado. Luz llamada a
brillar e iluminar a toda la familia, a toda la sociedad.
Hechos
que son Noticias
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