Domingo, 3 de mayo de 2020
CITAS BÍBLICAS
- 1ra
lect.: Hch 2, 14a.36-41
- Sal.
115
- 2da
lect.: 1P 2, 20b-25
- Evangelio: Jn 10, 1-10
Alégrense. Cristo ha resucitado.
Cristo vive
Después de una
copiosa cena en una de esas grandiosas mansiones de Hollywood, un famoso
actor entretenía a los convidados recitando pasajes famosos de las obras de
Shakespeare.
Al final aceptó
una última petición. Un tímido y anciano sacerdote le preguntó si conocía el
salmo 23. Sí, lo conozco y lo recitaré con una condición, que cuando yo termine
de recitarlo, recite usted el mismo salmo.
El sacerdote un
tanto preocupado aceptó el reto.
El actor lo dijo
maravillosamente y le aplaudieron entusiasmados.
El sacerdote se
levantó y dijo las mismas palabras, pero esta vez no hubo aplausos, sólo un
silencio contenido y alguna lágrima.
El actor saboreó
el silencio durante unos momentos y se levantó. Señoras y señores espero hayan comprendido
lo que acaba de suceder aquí.
Yo conozco las
palabras del salmo, pero este sacerdote conoce al pastor.
Pascua significa
que somos personas transformadas. Y todos estos domingos son domingos de Pascua
para recordarnos que Pascua no es un solo domingo, un solo día. Pascua no es
solo una celebración, sino una manera de vivir.
El cristianismo
comienza con la Pascua. Sin la Pascua no tendríamos evangelio que predicar, ni
Cristo en el que creer, ni iglesia a la que pertenecer, ni misión, ni presbíteros,
ni…
Sin Pascua,
silencio.
Sin Pascua,
nada.
Sin Pascua, sólo
muerte.
Alégrense.
Cristo ha resucitado. Cristo vive.
Jesús es el
pastor que vive. Jesús es la autopista por la que tenemos que circular y
la puerta que nos introduce a la salvación del Padre. No hay otro camino ni
otra puerta.
Si Jesús es el
pastor tiene que existir una relación entre el pastor y sus ovejas.
¿Es Jesús su
pastor?
Escuchar su voz
es reconocer su autoridad y su importancia, comulgar con su mensaje, dejarse
guiar por él y saber distinguir su voz entre los miles de voces que nos
convocan de todas partes.
Seguirle es ser
discípulo, ser miembro comprometido de su iglesia y pertenecer a su rebaño.
Conocerle es
experimentar su amor, acoger el don de la vida eterna, ser su amigo, compartir
su mesa y comunicarse con él diariamente a través de la oración.
Hoy, la Palabra
nos invita a todos a escuchar su voz, a seguirle y a conocerle. Él no es un
asalariado ni un intruso, es el Hijo de Dios, es la puerta del cielo y la
puerta de su comunidad, la iglesia.
Y hoy
celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones.
Ustedes tienen
todos una vocación, la vida cristiana vivida en plenitud es una gran vocación.
Ustedes también han sido llamados por su nombre por Dios.
Pero sólo los
que son conscientes de su vocación cristiana preguntarán al Señor: ¿Qué quieres
de mí? ¿Cómo puedo yo ser más útil en tu Iglesia? ¿Cómo puedo servir mejor a
mis hermanos y hermanas?
Sólo los que son
conscientes de su vocación cristiana dirán: Aquí estoy Señor, enséñame el
camino. Aquí estoy Señor, ayúdame a cumplir tu voluntad.
Se necesitan
nuevos pastores. Se necesitan también nuevos sacerdotes.
Ustedes también
son necesarios en esta misión pascual.
Todos somos
seguidores de Jesús pero seguirle como sacerdote es también una hermosa
vocación, no es una vocación gloriosa y apreciada a los ojos de los hombres
pero es un gran servicio que podemos ofrecer a la Iglesia de Jesús.
¿Se imaginan a
Jesús contando ovejas cada noche cuando intenta dormir?
Sí, eso es lo
que hace. Jesús cuenta ovejas cada noche. Y si falta una, siente una gran
decepción. Y no duerme hasta que la encuentra.
El buen pastor
le conoce. ¿Le conoce usted?
El buen pastor
le ama. ¿Le ama usted?
¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya. Aleluya!
IV Domingo
de PASCUA. Ciclo A
3 de mayo
de 2020
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Cristian
Peralta, SJ
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