sábado, 25 de abril de 2020

LECTURAS: III Domingo de Pascua. Ciclo A




Color: BLANCO

Domingo, 26 de abril de 2020

CITAS BÍBLICAS

-          1ra lect.: Hch 2,14.22-33.
-          SaL 15,1-2.5.7-1
-          2da lect.: 1P 1, 17-21
-          Evangelio: Lc 24, 13-3

"Los discípulos de Emaús"

PRIMERA LECTURA

“No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio”.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.  2, 14. 22-28

El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los Once, levantó la voz y dirigió la palabra: Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice:
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.

Palabra de Dios.
Salmo responsorial   Sal 15, 1-2ª y 5. 7-8. 9-10. 11

R,/ Señor, me enseñarás el sendero le la vida.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
R./
Bendeciré al Señor que me aconseja;
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R./
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R./
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R./


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro.  1, 17-21

Queridos hermanos: Si llaman Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomen en serio su proceder en esta vida. Ya saben con que los rescataron de ese proceder inútil recibido de sus padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.
Por Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucito y le dio gloria, y así han puesto en Dios su fe y su esperanza.

Palabra de Dios.

ALELUYA   Lc 24, 32
Aleluya, aleluya. Señor Jesús, explícanos las Escrituras. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas. Aleluya.


EVANGELIO
 “Le reconocieron al partir el pan”.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas.  24, 13-35

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo El les dijo: -¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos que se llamaba Cleofás, le replicó: -¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
El les preguntó: -¿Qué?
Ellos le contestaron: -Lo de Jesús el Nazareno, que fue profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuese el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, y no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no le vieron.
Entonces Jesús les dijo: -¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo: -Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya. Aleluya!



III Domingo de PASCUA.  Ciclo A

26 de abril de 2020






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