Domingo, 26 de abril de 2020
CITAS BÍBLICAS
- 1ra
lect.: Hch 2,14.22-33.
- SaL
15,1-2.5.7-1
- 2da
lect.: 1P 1, 17-21
- Evangelio:
Lc 24, 13-3
"Los discípulos de Emaús"
PRIMERA LECTURA
“No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio”.
Lectura
de los Hechos de los Apóstoles. 2, 14.
22-28
El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los
Once, levantó la voz y dirigió la palabra: Escuchadme, israelitas: Os hablo de
Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su
medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan previsto
y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo
matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la
muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David
dice:
Tengo
siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me
alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada. Porque no
me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has
enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2ª y
5. 7-8. 9-10. 11
R,/
Señor, me enseñarás el sendero le la vida.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi
suerte está en tu mano.
R./
Bendeciré
al Señor que me aconseja;
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
R./
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena:
porque
no me entregarás a la muerte
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R./
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
R./
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la primera carta del apóstol San Pedro.
1, 17-21
Queridos hermanos: Si llaman Padre al que juzga a
cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomen en serio su proceder en esta
vida. Ya saben con que los rescataron de ese proceder inútil recibido de sus
padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de
Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del
mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.
Por Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucito y
le dio gloria, y así han puesto en Dios su fe y su esperanza.
Palabra de Dios.
ALELUYA Lc 24, 32
Aleluya,
aleluya. Señor Jesús, explícanos las Escrituras. Enciende nuestro corazón
mientras nos hablas. Aleluya.
EVANGELIO
“Le reconocieron al partir el
pan”.
Lectura
del santo Evangelio según San Lucas. 24,
13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo
día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús distante unas dos
leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.
Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo El les dijo: -¿Qué conversación es
esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos
se detuvieron preocupados. Y uno de ellos que se llamaba Cleofás, le replicó:
-¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí
estos días?
El
les preguntó: -¿Qué?
Ellos
le contestaron: -Lo de Jesús el Nazareno, que fue profeta poderoso en obras y
palabras ante Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y
nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros
esperábamos que él fuese el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días
que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, y no encontraron su
cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles,
que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no le vieron.
Entonces
Jesús les dijo: -¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los
profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su
gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que
se refería a él en toda la Escritura.
Ya
cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le
apremiaron diciendo: -Quédate con nosotros porque atardece y el día va de
caída.
Y
entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos
y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro
corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y
levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a
los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: Era verdad, ha resucitado el
Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaron lo que les había pasado por
el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya. Aleluya!
III Domingo de PASCUA. Ciclo
A
26 de abril de 2020
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