Por P. Wilkin Castillo
CITAS BÍBLICAS
- 1ra
lect.: Hch 2, 14a.36-41
- Sal.
115
- 2da
lect.: 1P 2, 20b-25
- Evangelio: Jn 10, 1-10
Color: BLANCO
La Iglesia celebra hoy el IV domingo de PASCUA y la palabra pascua
significa paso, es el paso de Dios por mi vida y por tu vida, para
dignificarnos y amarnos. También celebramos la 57 Jornada Mundial de Oración
por las Vocaciones. Oramos para que Jesús Buen Pastor nos regale muchos y
santos sacerdotes, religiosos y religiosas y muchos laicos comprometidos.
Jesús como pastor es: Guía, luz,
centinela, guardián, confianza, firmeza, carácter, entrega y servicio, es bueno
saber que somos pastores como sacerdotes, pero que primero formamos parte de las
ovejas del rebaño que Cristo pastor supremo tiene a su cuidado. Como pastores y
ovejas tenemos una doble carga de responsabilidad y compromiso. El gran desafío
es saber ser pastor sin olvidar que ante todo somos ovejas, por eso las
palabras del papa Francisco expresadas con tanta ternura y belleza, adquieren
hoy una gran fuerza, nos dice el Santo Padre: “Hoy la sociedad necesita pastores con olor a oveja, pues, quien se sabe
oveja es capaz de padecer y sufrir con el rebaño”. Es buen pastor aquel que
se sabe oveja y mantiene por toda su vida este sentimiento.
Por eso en tiempo de Jesús no se ponía al frente del rebaño a cualquier
persona y menos a un particular, una condición para ser pastor era que
perteneciera a la familia propietaria del rebaño, era una especie de herencia,
ya que se corría el peligro de poner en manos irresponsables el rebaño y no
hacer el trabajo con amor y con la vocación que requería este oficio, por eso
el que no reunía los requisitos para ser pastor era considerado un asalariado, el cual desvirtuaba mucho el
rol del verdadero pastor.
Un pastor asalariado puede ser cualquiera, incluso podrían abundar, pero un
pastor por vocación y llamado es algo único, especial y digno de admirar. El
servicio del pastor es a tiempo completo 24 horas y siete días, ya que además
de proveer un lugar idóneo para la estadía del rebaño, debe ser un protector,
que defienda las ovejas de los animales salvajes que abundan detrás de las
ovejas, como son el lobo, el león y el oso.
Es hermoso saber que Dios se quiso hacer oveja por medio de su hijo para
sentir el dolor, la vulnerabilidad a la cual está sometido todo el rebaño y
desde ahí poder redimir y salvar a su manera.
Es una realidad que la misma necesidad que sienten las ovejas de gozar de
la presencia del pastor en noche oscura e incierta, la sintamos nosotros
también en tiempo de turbulencia frente a Jesús Eucaristía.
Nos dice Jesús: “El ladrón no entra
sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la
tengan abundante”. La tranquilidad del rebaño está garantizada en las manos del
Buen Pastor y la fuerza del ladrón va dirigida con toda su maldad en contra de
las ovejas, pero con mayor intensidad y con todo el cuidado posible está el
pastor para defenderlas de sus garras.
Jesús como puerta es: seguridad, señal, signo, norte y sendero y su
objetivo es guardar los suyos e impedir que accedan los destructores y enemigos
del rebaño. Yo soy la PUERTA, es la
afirmación de Jesús en este evangelio de San Juan. Hoy el mundo presenta muchas
y variadas puertas y entre tantas el desafío es elegir y saber elegir. Algo
desagradable es querer entrar a un lugar que no tiene puerta, una casa, una
propiedad, en fín un lugar específico que requiera de una entrada, se convierte
en algo confuso, Jesús puerta nos conduce al encuentro con el Padre.
Un dato que nos ilumina es saber que en tiempos remotos, la puerta o
entrada de una ciudad siempre han tenido una importancia preponderante,
pareciera este el motivo por el cual Jesús se autodefine como la puerta e
incluso llega a decir refiriéndose al rebaño y al oficio de pastor: “Les aseguro que el que no entra por la
puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es
ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”.
Jesús como puerta es puerta siempre
abierta, aunque puerta estrecha y ésta afirmación está amparada por la misma
palabra, la puerta ancha y espaciosa es la puerta que lleva a la perdición y a
la muerte, teológicamente hablando, y la estrecha conduce a la vida y a la
salvación. Es por ello, que puerta estrecha significa conquista, compromiso,
identidad, sacrificio, dolor y cruz.
Como ovejas hay un camino para la humildad y para la sencillez que requiere
la puerta estrecha, y es el camino de la obediencia y el temor a Dios.
Puerta estrecha, pero abierta a todos, es estrecha por el hecho de haber
unas normas y un modo vivendi a observar, es tarea difícil y que compromete, es
el Evangelio mismo, es tarea por vivir que engloba todo y a todos. Puerta
estrecha, pero puerta siempre abierta, ese es Jesús Buen Pastor. Esta puerta pequeña, estrecha, angosta, no es
apetecible a primera vista, ni atrayente. Sólo podremos pasar por ella si
logramos experimentar un cambio verdadero y profundo en nuestra vida.
Por último, nos expresa el escritor a viva voz: “Las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre”,
siempre he dicho sin temor a equivocarme que el nombre de una persona tiene una
fuerza y un significado extraordinario, es la armonía más perfecta y la más
agradable que oído alguno pueda escuchar, Jesús Buen Pastor hizo uso del nombre
para llamar a los suyos, llamó ayer, llama hoy y seguirá llamando siempre a sus
ovejas para que formen parte de su rebaño.
IV Domingo
de PASCUA. Ciclo A
3 de mayo
de 2020
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Covid-19 o el desvelador silente
Cristian
Peralta, SJ
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