viernes, 1 de mayo de 2020

HOMILIA (1): IV Domingo de Pascua. Ciclo A

Por P. Wilkin Castillo

Domingo, 3 de mayo de 2020

CITAS BÍBLICAS

-          1ra lect.: Hch 2, 14a.36-41
-          Sal. 115
-          2da lect.: 1P 220b-25
-          Evangelio: Jn 10, 1-10

Color: BLANCO

La Iglesia celebra hoy el IV domingo de PASCUA y la palabra pascua significa paso, es el paso de Dios por mi vida y por tu vida, para dignificarnos y amarnos. También celebramos la 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Oramos para que Jesús Buen Pastor nos regale muchos y santos sacerdotes, religiosos y religiosas y muchos laicos comprometidos. 

 Jesús como pastor es: Guía, luz, centinela, guardián, confianza, firmeza, carácter, entrega y servicio, es bueno saber que somos pastores como sacerdotes, pero que primero formamos parte de las ovejas del rebaño que Cristo pastor supremo tiene a su cuidado. Como pastores y ovejas tenemos una doble carga de responsabilidad y compromiso. El gran desafío es saber ser pastor sin olvidar que ante todo somos ovejas, por eso las palabras del papa Francisco expresadas con tanta ternura y belleza, adquieren hoy una gran fuerza, nos dice el Santo Padre: “Hoy la sociedad necesita pastores con olor a oveja, pues, quien se sabe oveja es capaz de padecer y sufrir con el rebaño”. Es buen pastor aquel que se sabe oveja y mantiene por toda su vida este sentimiento.

Por eso en tiempo de Jesús no se ponía al frente del rebaño a cualquier persona y menos a un particular, una condición para ser pastor era que perteneciera a la familia propietaria del rebaño, era una especie de herencia, ya que se corría el peligro de poner en manos irresponsables el rebaño y no hacer el trabajo con amor y con la vocación que requería este oficio, por eso el que no reunía los requisitos para ser pastor era considerado  un asalariado, el cual desvirtuaba mucho el rol del verdadero pastor.
Un pastor asalariado puede ser cualquiera, incluso podrían abundar, pero un pastor por vocación y llamado es algo único, especial y digno de admirar. El servicio del pastor es a tiempo completo 24 horas y siete días, ya que además de proveer un lugar idóneo para la estadía del rebaño, debe ser un protector, que defienda las ovejas de los animales salvajes que abundan detrás de las ovejas, como son el lobo, el león y el oso.

Es hermoso saber que Dios se quiso hacer oveja por medio de su hijo para sentir el dolor, la vulnerabilidad a la cual está sometido todo el rebaño y desde ahí poder redimir y salvar a su manera.

Es una realidad que la misma necesidad que sienten las ovejas de gozar de la presencia del pastor en noche oscura e incierta, la sintamos nosotros también en tiempo de turbulencia frente a Jesús Eucaristía.

 Nos dice Jesús: “El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”. La tranquilidad del rebaño está garantizada en las manos del Buen Pastor y la fuerza del ladrón va dirigida con toda su maldad en contra de las ovejas, pero con mayor intensidad y con todo el cuidado posible está el pastor para defenderlas de sus garras.

Jesús como puerta es: seguridad, señal, signo, norte y sendero y su objetivo es guardar los suyos e impedir que accedan los destructores y enemigos del rebaño. Yo soy la PUERTA, es la afirmación de Jesús en este evangelio de San Juan. Hoy el mundo presenta muchas y variadas puertas y entre tantas el desafío es elegir y saber elegir. Algo desagradable es querer entrar a un lugar que no tiene puerta, una casa, una propiedad, en fín un lugar específico que requiera de una entrada, se convierte en algo confuso, Jesús puerta nos conduce al encuentro con el Padre.

Un dato que nos ilumina es saber que en tiempos remotos, la puerta o entrada de una ciudad siempre han tenido una importancia preponderante, pareciera este el motivo por el cual Jesús se autodefine como la puerta e incluso llega a decir refiriéndose al rebaño y al oficio de pastor: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”.

 Jesús como puerta es puerta siempre abierta, aunque puerta estrecha y ésta afirmación está amparada por la misma palabra, la puerta ancha y espaciosa es la puerta que lleva a la perdición y a la muerte, teológicamente hablando, y la estrecha conduce a la vida y a la salvación. Es por ello, que puerta estrecha significa conquista, compromiso, identidad, sacrificio, dolor y cruz.

Como ovejas hay un camino para la humildad y para la sencillez que requiere la puerta estrecha, y es el camino de la obediencia y el temor  a Dios.

Puerta estrecha, pero abierta a todos, es estrecha por el hecho de haber unas normas y un modo vivendi a observar, es tarea difícil y que compromete, es el Evangelio mismo, es tarea por vivir que engloba todo y a todos. Puerta estrecha, pero puerta siempre abierta, ese es Jesús Buen Pastor. Esta puerta pequeña, estrecha, angosta, no es apetecible a primera vista, ni atrayente. Sólo podremos pasar por ella si logramos experimentar un cambio verdadero y profundo en nuestra vida.

Por último, nos expresa el escritor a viva voz: “Las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre”, siempre he dicho sin temor a equivocarme que el nombre de una persona tiene una fuerza y un significado extraordinario, es la armonía más perfecta y la más agradable que oído alguno pueda escuchar, Jesús Buen Pastor hizo uso del nombre para llamar a los suyos, llamó ayer, llama hoy y seguirá llamando siempre a sus ovejas para que formen parte de su rebaño.




IV Domingo de PASCUA.  Ciclo A

3 de mayo de 2020





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