TRIDUO PASCUAL
Domingo, 19 de abril de 2019
Is 52, 13-53.12
He 4,14-16; 5-7
Jn 18, 1-19: 42
Monición de Entrada
Esta tarde estamos reunidos para celebrar la muerte victoriosa de
Cristo en la cruz. Contemplemos y meditemos en Jesús: el Cordero
sacrificado por nuestra liberación. La muerte de Cristo fue la causa de
que nuestra muerte fuera vencida.
Jesús, el
Señor, muere en la cruz. Y nosotros estamos aquí movidos por la fe, por
la admiración, por el agradecimiento, por el amor. Porque su Sangre, su
Cruz, son la fuente de nuestra vida, la luz de nuestro camino, la fuerza que
nos transforma.
La celebración de hoy no es la Eucaristía, la
Iglesia no celebra la misa en este día. La liturgia de
hoy tiene cuatro partes: lectura de la Palabra de Dios, oración de los fieles,
veneración de la Cruz y la distribución de la Sagrada Eucaristía reservada
anoche.
Comencemos hoy nuestra celebración en silencio. Después nos
arrodillaremos orando ante Jesús desde lo más profundo de nuestro corazón.
Primera lectura: Is
52,13-53,12 (Fue traspasado por nuestras rebeliones)
Este poema del profeta Isaías describe la pasión salvadora y
gloriosa del siervo del Señor. Sobre él cayeron los pecados de todos los
seres humanos. Para nosotros estas profecías, escritas muchos años antes
de Cristo, nos hablan de Jesús el Cristo. Escuchemos.
Segunda lectura: Hb 4, 14-16;
5, 7-9 (Se Convirtió en causa de salvación)
Cristo, que nos señaló y nos abrió el camino hacia la salvación,
pasó por todos los sufrimientos y debilidades humanas, menos el pecado.
Cristo, es el sumo Sacerdote, con Dios y entre nosotros. Escuchemos con atención.
Tercera lectura: Jn 18, 19-22
(Pasión de nuestro Señor Jesucristo)
Escucharemos el relato de la Pasión según san Juan, ésta es una
continuación de la última cena y del discurso de despedida. Un tema predominante
en es el de la “hora” de Jesús. Pongan atención a esta gran lección de
generosidad.
Introducción a la oración universal:
Hoy, ante Jesús que da la vida por la humanidad entera, nuestra
oración debe ser más intensa, para que a todos llegue la vida que nace de la
cruz. Unámonos, pues, ahora, en oración para que el fruto de la
salvación alcanzada por Cristo en la cruz llegue a todos.
(El presidente inicia desde el Misal o
el Libro de la Sede la Oración Universal, especial para hoy).
De entre las oraciones que se proponen en el Misal, el sacerdote
puede escoger aquellas se acomodan mejor a las condiciones del lugar, pero de
tal modo que se mantenga el orden de las intenciones que se propone para la
oración universal.
Introducción antes de la veneración de la Cruz:
Para los cristianos, la
cruz es el instrumento elegido por Cristo para nuestra salvación. Es el
signo del amigo que entrega su vida por aquel que ama. Desde la Cruz
Cristo es proclamado Redentor y Salvador.
Recibamos ahora, en medio de nuestra asamblea, la cruz de
Jesucristo. En él está nuestra salvación, nuestra vida y nuestra
resurrección. Dispongámonos a adorar a nuestro Salvador, porque él ha
muerto para darnos vida. Todos nos iremos acercando a venerar la
Cruz. Luego tendremos la Sagrada Comunión para aquellos que están
debidamente preparados. La Eucaristía que ayer celebrábamos nos alimenta
también hoy, mientras esperamos compartir, mañana por la noche, la Eucaristía
de la Pascua.
Exhortación final
(Tomado de B.
Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 171)
¡Victoria! ¡Tú reinarás! ¡Oh cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo nos rescató;
De ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación;
Oh cruz fecunda de vida y bendición.
Impere sobre el odio tu reino de caridad:
Alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
El río de la gracia apague la iniquidad;
La gloria por los siglos a Cristo libertador;
Su cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión.
(E. Malvido-D. Julián)
Amén
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