Misa de la Cena del Señor
Color: BLANCO
Domingo, 18 de abril de 2019
Éx 12, 1-8.11-14: La cena pascual judía.
Sal 115
1Cor 11, 23-26: La cena del Señor.
Jn 13, 1-15: El lavatorio de los pies.
Monición de Entrada
Buenas noches, queridos hermanos: con la Misa
vespertina de hoy damos comienzo al sagrado Triduo Pascual. En el Triduo
Pascual celebramos, como Iglesia, los grandes misterios de nuestra salvación:
el viernes de Cristo muerto, el sábado de Cristo sepultado y el domingo de
Cristo resucitado. Estos días no son un simple recuerdo, en ellos se hace
presente y se realiza el misterio de la Pascua: el paso del Señor de este mundo
al Padre. Que todos saquemos muchos frutos de estas celebraciones y nos
unamos en íntima comunión con Cristo. Como signo de gratitud por estos
dones, todos unidos entonemos el canto de entrada.
Primera lectura: Ex 12, 1-8,
11-14 (La cena pascual judía)
Los israelitas hacían cada año la Cena de Pascua con la que conmemoraban
su liberación de Egipto. Es la misma Última Cena que Cristo, como buen
israelita, realiza con sus discípulos, inaugurando para todos una nueva
liberación del egoísmo y del mal que a todos tantas veces nos domina.
Segunda lectura: I Cor 11,
23-26 (La cena del Señor)
Esta segunda lectura nos recuerda la tradición en la Iglesia
de la Cena del Señor. La Eucaristía es el Sacramento de la unión y
del servicio a los demás. Pongamos atención.
Tercera lectura: Jn 13, 1-15
(El lavatorio de los pies)
Jesús lava los pies de sus discípulos, una tarea que era propia de
esclavos. Con este gesto inesperado, hace visible la actitud de
rebajamiento y de servicio que caracteriza su presencia en la comunidad.
Entonemos la aclamación, para luego escuchar este conmovedor mensaje.
Monición antes del lavatorio
de los pies
En estos momentos, queridos hermanos, damos inicio al lavatorio de
los pies. El celebrante, imitando el gesto de Jesús lavará los pies a
doce personas de nuestra comunidad. Con este gesto Jesús nos enseñó que
tenemos que amarnos los uno a los otros. La expresión máxima de amor es
el servicio desinteresado y generoso a los demás.
Oración Universal
A cada invocación ustedes respondan por favor: Señor,
ayúdanos a servir a los demás
1. Por
el Obispo y los sacerdotes de nuestra Iglesia diocesana: para que vivan su
sacerdocio como servicio incansable, especialmente a los más pobres y lo vivan
en donación sin límites a Cristo, presente en sus hermanos. Oremos al Señor.
2. Por
todo el pueblo cristiano: para que en ti, que lavas los pies a los apóstoles, y
en la mesa pascual partes el pan y ofreces el cáliz, sepa reconocer los grandes
signos de tu realeza y de tu amor. Oremos al Señor.
3. Por
los cristianos divididos: para que este memorial de la santa Cena haga resonar
en su espíritu la ardiente llamada a la unidad que hiciste en tu oración
sacerdotal al Padre. Oremos al Señor.
4. Por
los hombres prisioneros del placer y de la violencia y por todos los invitados
ausentes del banquete de la fraternidad: para que se den cuenta de que has
orado sobre todo por ellos y te has ofrecido al Padre como cordero inocente y
manso. Oremos al Señor.
5. Por
todos nosotros, que compartimos el pan del cielo en la mesa eucarística: para
que estemos dispuestos a compartir los valores y los bienes de este mundo con
los que tienen hambre y sed de justicia y de misericordia. Oremos al Señor.
Monición después de la oración
final
El sacerdote y los ministros del altar se preparan para llevar en
procesión el Santísimo Sacramento al altar de reserva (se hace una
pausa). En estos momentos los ministros van quitando los ornamentos y
velas del altar en el presbiterio. Jesús también fue despojado de
sus vestiduras, cumpliéndose la profecía: “se repartieron entre sí mis vestidos
y echaron a suerte mi túnica".
Comenzamos ahora un tiempo sagrado de profunda oración y reflexión
sobre los acontecimientos que llevaron a los líderes del pueblo y los romanos a
la decisión de crucificar a Jesús.
Exhortación final
(Tomado de B.
Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 169)
Te bendecimos, Padre de
nuestro Señor Jesucristo,
con todos los creyentes y los
pobres de todo el mundo,
porque el cuerpo de Cristo es
el pan que nos fortalece
y su sangre es el vino de la
fiesta pascual que nos reúne.
Te glorificamos, Dios nuestro,
al partir el pan
y te damos gracias cuando
alzamos nuestra copa,
porque son el cuerpo y la
sangre de tu Hijo amado.
Gracias a él son posibles el
cielo y la tierra nuevos,
el amor, la paz y la
fraternidad entre los hombres.
Concédenos tu Espíritu para
seguir creyendo y amando
porque ése es tu mandato
y nuestro empeño para siempre.
Amén
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