Misa de la Cena del Señor
Color: BLANCO
Domingo, 18 de abril de 2019
Éx 12, 1-8.11-14: La cena pascual judía.
Sal 115
1Cor 11, 23-26: La cena del Señor.
Jn 13, 1-15: El lavatorio de los pies.
La vida de Jesús, "el borracho y comilón",
difícilmente se puede entender sin sentarlo a una mesa. Especialmente la mesa
de la ÚLTIMA CENA.
Los
hombres de todos los tiempos y lugares celebran la vida de familia, la
hospitalidad y la amistad en torno a una mesa.
¿Cuándo
el señor de la casa se siente más Señor?
¿Cuándo
reúne a sus invitados en torno a su mesa.
¿Cuándo
el señor de la casa se siente más feliz?
Conversando
en torno a su mesa.
¿Cuándo
el señor de la casa se siente más padre?
En
torno a su mesa.
¿Cuándo
los niños se quejan más, piden más, dan más trabajo?
En
torno a la mesa.
¿Cuándo
sentimos más el gozo de la compañía y la amistad?
En
torno a la mesa.
¿Cuándo
tenemos algo que celebrar, en qué pensamos primero?
En
poner la mesa.
Los
primeros cristianos decían: "No podemos vivir sin celebrar el día, la
mesa, del Señor".
"Deja
todo el día del Señor y corre a tu asamblea porque es tu alabanza de Dios. De
otro modo, ¿qué excusa presentarán a Dios los que no se reúnen para escuchar la
palabra de vida y alimentarse con el divino alimento que perdura para siempre?
(Didascalia)
Durante
la persecución de Diocleciano, desafiando al emperador, los mártires de
Abilinia confesaban : "Sin miedo celebramos la Cena del Señor porque no
podemos faltar, es nuestra ley". "Sí, yo fui a la asamblea y celebré
la Cena del Señor con mis hermanos porque soy cristiano".
La
Eucaristía que celebramos cada domingo desde aquella primera Eucaristía que
celebró Jesús en el cenáculo nunca ha dejado de celebrarse. Tal vez sea el
único mandato de Jesús que la iglesia ha cumplido fielmente hasta hoy.
La
Eucaristía hace tres cosas.
Reunión.
Congrega a los seguidores de Jesús en torno a una mesa. Reúne a gentes de toda
raza, lengua y nación para compartir el único banquete de Cristo. Los bautizados
sabemos que no nos salvamos solos sino como miembros del Cuerpo de Cristo, del
pueblo de Dios.
Afirmación.
"Ninguna actividad de la iglesia es tan vital y constructora de la
comunidad como la celebración del día del Señor y de la Eucaristía". Es el
abrazo de Cristo a todos los marginados, a todos los no queridos ni amados del
mundo. Todas las etiquetas que discriminan a las personas son superadas en
torno a la mesa del Señor Jesús.
Reto.
Nuestra participación en torno a la mesa del Señor declara que los comensales
se comprometen a redimir el mundo por el amor. Caminamos hacia el "último
Día del Señor", al domingo sin fin. Anticipamos la fiesta escatológica de
las "Bodas del Cordero". Apocalipsis 19,9.
El
día de Jueves Santo recordamos las dos tradiciones de la Última Cena.
La
tradición cultual, narración de la institución, de Pablo, Lucas, Mateo y Marcos
y la tradición testamento de Juan 13,17.
Ambas
tradiciones son necesarias. "Haced esto"… en el culto, en el
sacrificio de alabanza y "Ejemplo os he dado"… en el diario
sacrificio de la vida, en el servicio, en el lavatorio de los pies. El ritual
del servicio y la estima de los hermanos más pobres. Lavar los pies de los
huéspedes es un trabajo de esclavos. No se puede afirmar de una manera más
elocuente que lavar los pies de los hermanos corresponde a la naturaleza del
compartir eucarístico: alimentar los cuerpos y las almas se hace tanto mejor
cuanto se respeta la dignidad y la libertad de aquellos a los que se lava los
pies.
Exhortación final
(Tomado de B.
Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 169)
Te bendecimos, Padre de
nuestro Señor Jesucristo,
con todos los creyentes y los
pobres de todo el mundo,
porque el cuerpo de Cristo es
el pan que nos fortalece
y su sangre es el vino de la
fiesta pascual que nos reúne.
Te glorificamos, Dios nuestro,
al partir el pan
y te damos gracias cuando
alzamos nuestra copa,
porque son el cuerpo y la
sangre de tu Hijo amado.
Gracias a él son posibles el
cielo y la tierra nuevos,
el amor, la paz y la
fraternidad entre los hombres.
Concédenos tu Espíritu para
seguir creyendo y amando
porque ése es tu mandato
y nuestro empeño para siempre.
Amén
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