martes, 16 de abril de 2019

HOMILÍA: Jueves Santo. Ciclo C

TRIDUO PASCUAL
Misa de la Cena del Señor
Color: BLANCO

Domingo, 18 de abril de 2019

Éx 12, 1-8.11-14: La cena pascual judía.
Sal 115
1Cor 11, 23-26: La cena del Señor.
Jn 13, 1-15: El lavatorio de los pies.
La vida de Jesús, "el borracho y comilón", difícilmente se puede entender sin sentarlo a una mesa. Especialmente la mesa de la ÚLTIMA CENA.

Los hombres de todos los tiempos y lugares celebran la vida de familia, la hospitalidad y la amistad en torno a una mesa.
¿Cuándo el señor de la casa se siente más Señor?
¿Cuándo reúne a sus invitados en torno a su mesa.
¿Cuándo el señor de la casa se siente más feliz?
Conversando en torno a su mesa.
¿Cuándo el señor de la casa se siente más padre?
En torno a su mesa.
¿Cuándo los niños se quejan más, piden más, dan más trabajo?
En torno a la mesa.
¿Cuándo sentimos más el gozo de la compañía y la amistad?
En torno a la mesa.
¿Cuándo tenemos algo que celebrar, en qué pensamos primero?
En poner la mesa.
Los primeros cristianos decían: "No podemos vivir sin celebrar el día, la mesa, del Señor".
"Deja todo el día del Señor y corre a tu asamblea porque es tu alabanza de Dios. De otro modo, ¿qué excusa presentarán a Dios los que no se reúnen para escuchar la palabra de vida y alimentarse con el divino alimento que perdura para siempre? (Didascalia)
Durante la persecución de Diocleciano, desafiando al emperador, los mártires de Abilinia confesaban : "Sin miedo celebramos la Cena del Señor porque no podemos faltar, es nuestra ley". "Sí, yo fui a la asamblea y celebré la Cena del Señor con mis hermanos porque soy cristiano".
La Eucaristía que celebramos cada domingo desde aquella primera Eucaristía que celebró Jesús en el cenáculo nunca ha dejado de celebrarse. Tal vez sea el único mandato de Jesús que la iglesia ha cumplido fielmente hasta hoy.
La Eucaristía hace tres cosas.
Reunión. Congrega a los seguidores de Jesús en torno a una mesa. Reúne a gentes de toda raza, lengua y nación para compartir el único banquete de Cristo. Los bautizados sabemos que no nos salvamos solos sino como miembros del Cuerpo de Cristo, del pueblo de Dios.
Afirmación. "Ninguna actividad de la iglesia es tan vital y constructora de la comunidad como la celebración del día del Señor y de la Eucaristía". Es el abrazo de Cristo a todos los marginados, a todos los no queridos ni amados del mundo. Todas las etiquetas que discriminan a las personas son superadas en torno a la mesa del Señor Jesús.
Reto. Nuestra participación en torno a la mesa del Señor declara que los comensales se comprometen a redimir el mundo por el amor. Caminamos hacia el "último Día del Señor", al domingo sin fin. Anticipamos la fiesta escatológica de las "Bodas del Cordero". Apocalipsis 19,9.
El día de Jueves Santo recordamos las dos tradiciones de la Última Cena.
La tradición cultual, narración de la institución, de Pablo, Lucas, Mateo y Marcos y la tradición testamento de Juan 13,17.
Ambas tradiciones son necesarias. "Haced esto"… en el culto, en el sacrificio de alabanza y "Ejemplo os he dado"… en el diario sacrificio de la vida, en el servicio, en el lavatorio de los pies. El ritual del servicio y la estima de los hermanos más pobres. Lavar los pies de los huéspedes es un trabajo de esclavos. No se puede afirmar de una manera más elocuente que lavar los pies de los hermanos corresponde a la naturaleza del compartir eucarístico: alimentar los cuerpos y las almas se hace tanto mejor cuanto se respeta la dignidad y la libertad de aquellos a los que se lava los pies.

Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 169)
Te bendecimos, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
con todos los creyentes y los pobres de todo el mundo,
porque el cuerpo de Cristo es el pan que nos fortalece
y su sangre es el vino de la fiesta pascual que nos reúne.

Te glorificamos, Dios nuestro, al partir el pan
y te damos gracias cuando alzamos nuestra copa,
porque son el cuerpo y la sangre de tu Hijo amado.

Gracias a él son posibles el cielo y la tierra nuevos,
el amor, la paz y la fraternidad entre los hombres.

Concédenos tu Espíritu para seguir creyendo y amando
 porque ése es tu mandato y nuestro empeño para siempre.
Amén







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