martes, 26 de febrero de 2019

LECTURAS: VIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C


Color: Verde

Domingo, 3 de marzo de 2019


Sagrada Escritura:

Primera: 1 Rey 19, 16. 19-21
segunda:
Gal 5, 1. 13-18
Evangelio:
Lc 9,51-62


PRIMERA LECTURA
 No alabes a nadie antes de que razone.

Lectura del libro del Eclesiástico. Eclo 27,5-8.

Se agita la criba y queda el desecho, así el desperdicio del hombre cuando es examinado, el horno prueba la vasija del alfarero, el hombre se prueba en su razonar; el fruto muestra el cultivo de un árbol, la palabra la mentalidad del hombre; no alabes a nadie antes de que razone, porque ésa es la prueba del hombre.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial.  Sal 91,2-3.13-14.15 16.

R./ Es bueno dar gracias al Señor.
Es bueno dar gracias al Señor,
y tañer para tu nombre, ¡oh Altísimo!;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad.
R./
El justo crecerá como palmera,
se alzará como cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios.
R./
En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso;
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
R./

SEGUNDA LECTURA
Nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 1 Cor 15,54-58.

Hermanos: Cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita:
«La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?»
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
Así, pues, hermanos míos queridos, manteneos firmes y constantes. Trabajad siempre por el Señor, sin reservas, convencidos de que el Señor no dejará sin recompensa vuestra fatiga.

Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas. Lc 6,39-45.

En aquel tiempo ponía Jesús a sus discípulos esta comparación: -¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
Un discípulo no es más que su maestro; si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mata que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto: porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.
 Palabra del Señor

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