Domingo, 22 de marzo de 2020
CITAS BÍBLICAS
I Lec. I Samuel 16, 1b.6-7.1’-13
Salmo Responsorial 22
II
Lec. Efesios 5, 8-14
III Lec. Juan 9,1-41
“ANTES ERA OSCURIDAD Y AHORA SOY LUZ”
PRIMERA LECTURA
“David es ungido rey de Israel”.
Lectura
del primer libro de Samuel. 16, 1b. 6-7.
10-13a
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: -Llena tu
cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre
sus hijos un rey para mí.
Cuando
se presentó vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante el Señor su ungido».
Pero
el Señor dijo a Samuel: -No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le
he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el
hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero
Samuel dijo: -A ninguno de éstos ha elegido el Señor.
Preguntó,
pues, Samuel a Jesé: -¿No quedan ya más muchachos?
El
respondió: -Todavía falta el más pequeño, que esta guardando el rebaño.
Dijo
entonces Samuel a Jesé: -Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que
haya venido.
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos
ojos y hermosa presencia.
Dijo
el Señor: -Levántate y úngelo, porque éste es.
Tomó
Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 22, 1-3ª.
3b-4. 5. 6
R./
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El
Señor es mi pastor,
nada
me falta:
en
verdes praderas me hace recostar;
me
conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas.
R./
Me
guía por el sendero justo,
por
el honor de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras,
nada
temo, porque tú vas conmigo:
tu
vara y tu cayado me sosiegan.
R./
Preparas
una mesa ante mí,
enfrente
de mis enemigos;
me
unges la cabeza con perfume,
y
mi copa rebosa.
R./
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por
años sin término.
SEGUNDA LECTURA
“Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”.
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios. 5, 8-14
Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois
luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz (toda bondad, justicia y verdad
son fruto de la luz) buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las
obras estériles de las tinieblas, sino más bien poniéndolas en evidencia. Pues
hasta ahora da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero
la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice: «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y
Cristo será tu luz».
Palabra de Dios.
Versículo
antes del Evangelio Jn 8, 12b.
Yo
soy la luz del mundo, dice el Señor; quien me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO
“Fue, se lavó, y volvió con vista”.
Lectura
del santo Evangelio según San Juan. 9,
1-41
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre
ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: -Maestro, ¿quién pecó:
éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó: -Ni éste pecó ni sus padres, sino
para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que
hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto,] escupió en la tierra, hizo barro con la
saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: -Ve a lavarte a la piscina
de Siloé (que significa Enviado).
El
fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo
pedir limosna preguntaban: -¿No es ése el que se sentaba a pedir ?
Unos
decían: -El mismo.
Otros
decían: -No es él, pero se le parece.
El
respondía: -Soy yo.
[Y
le preguntaban: -¿Y cómo se te han abierto los ojos?
El
contestó: -Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y
me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a
ver.
Le
preguntaron: -¿Dónde está él?
Contestó:
-No sé.]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
(Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.) También los
fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El
les contestó: -Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos
de los fariseos comentaban: -Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el
sábado.
Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer
semejantes signos?
Y
estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: -Y tú, ¿qué dices del
que te ha abierto los ojos?
El
contestó: Que es un profeta.
[Pero
los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista,
hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: -¿Es éste vuestro hijo, de
quien decís vosotros que nació ciego ? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus
padres contestaron: -Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero
cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros
tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus
padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos, pues los judíos ya
habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías.
Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él».
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y
le dijeron: -Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador.
Contestó
él: -Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.
Le
preguntan de nuevo: -¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les
contestó: -Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis
oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros
sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.
Replicó
él: -Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin
embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores,
sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le
abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no
tendría ningún poder]
Le
replicaron: -Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones
a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado,
lo encontró y le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del hombre?
El
contestó: -¿Y quién es, Señor, para que crea en él ?
Jesús
le dijo: -Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.
El
dijo: -Creo, Señor.
Y
se postró ante él. [Dijo Jesús: -Para un juicio he venido yo a este mundo: para
que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
Los
fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: -¿También nosotros
estamos ciegos?
Jesús les contestó: -Si estuvierais ciegos, no
tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.]
Palabra del Señor.
IV Domingo de Cuaresma
Ciclo A
22 de marzo de 2020
Hechos
que son Noticias
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