TIEMPO DE PASCUA
Domingo, 12 de mayo de 2019
- 1ra lect.: Hch
13,14.43-52
- Sal 99
- 2da lect.: Ap 7,9.14b-17
- Evangelio: Jn 10, 27-30
Monición de Entrada
Hermanos en Cristo, muy buenos días, (tardes, noches): Cada año la iglesia celebra la fiesta de "El Buen Pastor" en el cuarto domingo de Pascua. Jesús nos conoce a cada uno de nosotros íntimamente, como la palma de sus manos, y nos ama tan profundamente que de su propia voluntad entrega su vida por nosotros. Él es el único mediador de la salvación. Por el bautismo somos hijos de Dios que, a veces, tenemos que sufrir al igual que lo hizo nuestro líder, pero que, si permanecemos fieles a Él, seremos partícipes de su gloria celestial cuando lo veamos cara a cara. Agradecidos a Cristo, nuestro buen pastor, por el inmenso amor que nos tiene, pongámonos de pie para recibir la procesión de entrada mientras cantamos.
Primera lectura: Hc 13, 14.43-52 (Pablo y Bernabé evangelizan a los
gentiles)
El apostolado de San Pablo es ejemplo para todos los tiempos. Él
proclamó la Buena Nueva, primero a los judíos. Ellos rechazaron bruscamente el
anuncio de Cristo. Por lo tanto, Pablo se dirigió a los paganos, quienes se
alegraron y aceptaron el Evangelio. Pongan mucha atención.
Segunda lectura: Ap. 7, 9.14b-17 (El Cordero será su pastor)
En la continuación de la visión de San Juan, se nos explica la multitud de personas de todas las partes del mundo que han llegado después de sufrir el martirio y allí son "colmados" de toda felicidad". Somos ovejas del "Cordero de Dios" y después de aceptar las penas, dolores y amarguras de esta vida, iremos a disfrutar en el cielo. Escuchemos este mensaje de amor.
Tercera lectura: Jn 10, 27-30 (Yo doy vida eterna a mis ovejas)
Jesús es el Buen Pastor. Promete un auxilio muy especial a todo el que le reconoce como Salvador y Señor. Nos pide docilidad y seguimiento y así haremos la unidad. En señal de respeto, nos ponemos de pie, entonamos el Aleluya y escuchamos la Buena Nueva.
Oración Universal
Por el papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que ellos sean ministros de reconciliación en palabras y en obras, como el buen pastor. Roguemos al Señor.
Por nosotros
y todas las naciones, para que trabajen con armonía y fomenten la unidad. Roguemos
al Señor.
Por
nuestros párrocos, para que sean fieles a la gracia de su sacerdocio y ejerzan
un ministerio fecundo en bien de todos. Roguemos al Señor.
Por todos
los que profesamos la fe en Cristo, para que pronto se cumpla el deseo del
Señor, para que haya un solo rebaño y todos seamos uno. Roguemos al
Señor.
Por las
vocaciones sacerdotales y religiosas, para que el Señor ponga en el corazón de
muchos jóvenes el deseo de seguirle en pobreza y castidad y obediencia. Roguemos
al Señor.
Por nosotros, los aquí
reunidos, para que cada día nos unamos más, los que hoy estamos divididos por
buscar intereses y ventajas personales. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B.
Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 480)
Bendito seas, Padre, porque cuidas de tu pueblo con amor
Y por medio de Cristo lo
proteges y le das vida en abundancia.
Tú ha constituido a Jesús
sacerdote y pastor de la Iglesia,
Y nadie podrá arrebatarle las
ovejas que tú le has encomendado.
Te damos gracias porque Cristo
confió su misión pastoral
A hombres sacados del pueblo
para transmitir tu palabra,
Administrar los sacramentos y
presidir la comunidad de fe,
Sirviendo a sus hermanos con
amor y solicitud pastoral.
Así perpetúa Jesús, el Buen
Pastor, su pastoreo entre nosotros.
Pero la mies es mucha y los
trabajadores son pocos.
Te pedimos, Señor, que envíes
vocaciones a tu Iglesia.
Amén
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