viernes, 1 de noviembre de 2019

HOMILIA: XXXI Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C


Color: Verde

Domingo, 3 de octubre de 2019

CITAS BÍBLICAS


-         1ra lect.: Sabiduría 11, 23-12, 2
-         Sal 144
-         2da lect.: II Tesalonicenses 1, 11-2,2
-         Evangelio: Lc 19, 1-10

"La pequeña figura de un gigante"

Érase una vez un rey que mandó colocar una gran piedra en medio del camino.
El rey observaba a sus súbditos para ver si alguno la quitaba.
Los ricos comerciantes y los cortesanos, al verla, simplemente daban un gran rodeo y seguían su camino. Algunos criticaban al rey por no tener limpios los caminos.
Un día un campesino llegó con su carga al hombro, la dejó en el suelo y después de muchos intentos logró echar la piedra fuera del camino.
Cuando volvió a coger su carga vio una bolsa donde había estado la piedra. La bolsa contenía muchas monedas de oro y una carta del rey que decía que las monedas de oro eran para el que quitara la gran piedra. Y aprendió, aquel día, que cada obstáculo en el camino de la vida es una oportunidad para mejorar nuestra situación
La vida es una larga carrera de obstáculos. Hay personas que los evitan y hay otros que se enfrentan a ellos y encuentran su recompensa.
Hay cristianos que piensan que es Dios quien tiene que quitar los obstáculos de su camino y hay otros cristianos que simplemente piden a Dios el valor y la fuerza para enfrentarse y vencer los obstáculos de la vida.
Haga un repaso de su vida y haga una lista de los obstáculos que ha superado para llegar hasta aquí.
¿Y en la vida cristiana?
Vivimos en una sociedad del placer sin frenos, de los derechos sin obligaciones, del dinero sin trabajar, del divorcio sin firmas, del amor sin rostro…una sociedad cada día menos cristiana. Y en medio de ella tenemos que vivir en cristiano. Y ahí están los obstáculos que tenemos que superar. Y saben una cosa, esto no está nada fácil.
La enseñanza de la liturgia de estos domingos nos está regalando una palabra fantástica para transformarnos y enseñarnos a superar los obstáculos. El fariseo y el publicano.
Hoy, el evangelio de Zaqueo.
Jesús está en Jericó, cerca ya de Jerusalén. Es la última etapa del último viaje. Y Jesús tiene que enfrentarse al último obstáculo de su vida: la pasión y la cruz.
Un obstáculo grande superado con un gran amor.
Y allí en Jericó sucedió algo que sucede todos los días desde entonces.
Jesús mira a Zaqueo y Zaqueo mira a Jesús. Es el encuentro, el flechazo, la casa abierta, la mesa compartida, la palabra escuchada, la conversión ansiada, la salvación ofrecida.
¿Saben cuál era la profesión de Zaqueo? Pecador. Pecador como el publicano del domingo pasado. Pecador con curiosidad por conocer a Jesús.
Quería ver a Jesús, ese hombre del que todos hablaban bien, que hacía signos maravillosos, que hablaba con autoridad, que era el nuevo profeta.
Zaqueo era de baja estatura. Primer obstáculo a superar: su limitación física.
¿Se imaginan un hombre de sesenta años subiendo a un árbol? Un poco difícil y ridículo pero como dice una feligresa: "el que quiere azul celeste que le cueste".
Y ahí está Zaqueo haciendo lo imposible por ver a Jesús, a un Jesús que no conoce, pero al que quiere conocer.
Jesús toma la iniciativa: "Zaqueo, baja porque quiero hospedarme en tu casa".
Y Jesús, el amigo de los que nadie ama, se hospeda en su casa y le da la salvación.
Los pecados de Zaqueo, el gran obstáculo para ver a Jesús, también han sido superados. Jesús derriba, limpia el pecado para poder encontrarnos con él.
Zaqueo fue un hombre con suerte. Y la aprovechó. Tuvo su oportunidad y la cogió al vuelo o en el árbol. Tuvo sus obstáculos físicos y morales y los superó. Fue obra de Dios, claro, pero él no se cerró a la acción de Dios. Quiso ver a Jesús y se dejó mirar por él. En esas miradas nació el amor.
Hoy, tenemos que hablar también de nosotros.
¿Saben que es una iglesia, una capilla, un templo?
Es una casa donde los pecadores se encuentran con Dios.
En nosotros hay un querer ver, conocer y mejorar que tiene que ser despertado.
¿Quién despertó la curiosidad en Zaqueo?
No lo duden, alguna persona de la ciudad.
¿Y a usted? ¿Quién va a despertar su curiosidad, su querer ver a Jesús?
La Palabra de Dios en este domingo.
"Hoy quiero hospedarme en tu casa".
El Señor está aquí, en nuestra casa, y te trae la salvación y el perdón de tus pecados y te da la fuerza para superar los obstáculos físicos y morales que te impiden verlo.
Hoy Jesús quiere entrar en tu casa, en tu vida, en tu intimidad. ¿Qué está sucia? ¿Qué está ocupada por otro? no importa. Ábrele la puerta. Él ha venido a entrar en la casa de los pecadores.
Zaqueo entregó el dinero robado.
¿Y usted qué tiene que entregar?










No hay comentarios.:

Publicar un comentario