Domingo, 20 de octubre de 2019
CITAS BÍBLICAS
1ra lect.: Éxodo 17, 8-13
2da lect.: 2Tim 3, 14-4, 2
Evangelio: Lc 18,1-8
"La
oración es experiencia gratuita de Dios"
ORAR,
PERSEVERAR, HACER JUSTICIA…
La Madre Teresa
de Calcuta, la servidora de los más pobres entre los pobres, visitó un día al
famoso y poderoso abogado de Washington Edward Bennett Williams.
Williams,
abogado de Richard Nixon, Frank Sinatra y otros personajes importantes,
presidía una pequeña fundación caritativa y Madre Teresa decidió visitarle en
busca de ayuda para un hospital de enfermos del Sida que iba a construir.
Antes de la
visita, Williams confió a su colaborador Paul Dietrich: “Pablo, sabes que el
Sida no es mi enfermedad preferida y no quiero dar dinero para esa causa,
pero tengo una santa católica que viene a verme y no sé qué hacer”.
Decidieron
recibirla con cortesía, escucharla y decirle que no.
Madre Teresa
entró en la oficina, les expuso su proyecto y les pidió la ayuda económica.
Wlliams le dijo:
”Nos conmueve su petición, pero no es posible”.
Madre Teresa
contestó: “Vamos a rezar”.
Williams y Paul
bajaron sus cabezas y terminada la oración Madre Teresa hizo la misma súplica.
De nuevo
Williams le dijo que no era posible.
Madre Teresa
dijo una vez más: “Vamos a rezar”.
Williams,
exasperado, miró al techo y dijo: “Está bien, está bien. Paul tráeme la
chequera”.
Madre Teresa no
se dejó intimidar por las negativas del abogado y salió de la importante
oficina con un cheque.
Madre Teresa,
como la viuda del evangelio, persevera en la oración, llama a las puertas de
los jueces y abogados de este mundo y alcanza la justicia que los más pobres
del mundo son merecedores.
NO SE
RINDAN. PERSEVEREN
“Así, Moisés,
sostuvo en lo alto las manos hasta la puesta del sol”.
“Timoteo,
permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado”.
“Jesús, para
explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse les
propuso esta parábola”.
Me rindo, tiro
la toalla, no aguanto más, imposible… montones de expresiones para manifestar
nuestro cansancio e inutilidad, nuestro renunciar a la lucha de la defensa de
nuestras convicciones en la plaza pública y nuestro miedo a proclamar la fuerza
del evangelio de Jesucristo a tiempo y a destiempo.
Sólo los hombres
tozudos y perseverantes consiguen grandes metas y realizan sus sueños.
Tres años
necesitó Winston Churchill para aprobar el curso de octavo, no aprobaba el
inglés.
Muchos años más
tarde, le pidieron que pronunciara el discurso de comienzo de curso de la
Universidad de Oxford. Su famosa alocución contenía sólo tres palabras: “Don’t
give up”. Nunca os rindáis.
La inconstancia
y la impaciencia son las causantes de que nos quedemos pequeños en lo humano y
en lo espiritual.
La viuda del
evangelio no se rindió, siguió “fastidiando al juez” y su petición fue atendida
por su persistente oración.
LA PERSEVERANCIA
HECHA ORACIÓN
El cristiano es
un orante.
En la Iglesia
hablamos mucho de oración. El evangelio de Lucas nos recuerda muchos pasajes en
los que nuestro maestro Jesús ora.
Nosotros, los
curas, se lo recordamos a los demás, pero la verdad es que somos los primeros
en no creerlo y en no hacerlo.
Rezamos un poco.
Oramos menos.
Estamos muy
ocupados mejorando nuestras vidas, realizándonos, cambiando el mundo,
trabajando mucho.
Dios mío
perdona, pero soy un hombre muy ocupado.
El cristiano y
los curas tienen que hablar menos de Dios y hablar más con Dios, es decir, orar
más.
San Benito nos
recuerda su lema, válido para todos los tiempos y todos los creyentes: “ora et
labora”. Dos alas, una para volar hacia Dios y la otra para volar hacia los
hermanos.
HACER
JUSTICIA
“¿No hará Dios
justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?”
Dos mil años
después que Jesús prometiera hacer justicia a los que le gritan, los pobres
y oprimidos, no están aún cerca de la justicia y compasión prometidas.
Dios tiene todo
el tiempo del mundo, pero los que gritan y pleitean sólo tienen este hoy.
Hoy, más que
nunca, hablamos de crisis económica y social. Cada uno intenta salvarse a sí
mismo y olvidamos a los más necesitados.
A las
puertas de celebrar el domingo del Domund recordamos a los misioneros que hacen
justicia sin cámaras te televisión, que ofrecen su presencia liberadora, que
curan, que alimentan y enseñan a tantos pobres de los que nadie se acuerda.
Ellos y otros
muchos hacen la justicia de Dios.
Ellos y otros
muchos escuchan su clamor y son la cara radiante de Dios.
Ellos y nosotros
urgidos a construir un mundo más humano, más justo y más solidario para que
todos los hombres puedan vivir como hombres libres, como hijos de Dios
No hay comentarios.:
Publicar un comentario