Domingo, 7 de abril de 2019
- 1ra
lect.: Is 43,16-21
- Sal
125
- 2da
lect.: Filp 3,8-14
- Evangelio:
Jn 8,1-11
Monición de entrada
Este V Domingo de Cuaresma nos lleva hasta la
etapa de aquellos hombres inspirados por el Espíritu que prepararon la venida
de Nuestro Señor Jesucristo: los profetas. El Señor actuó a favor de su
pueblo mediante el signo del agua, como lo hace ahora en el Bautismo. Nos toca a nosotros vivir esta última
oportunidad para purificarnos mediante la Penitencia para beber el agua que da
la Vida. Puestos de pies, entonamos el canto para recibir a los ministros de
esta celebración.
Primera lectura: Isaías (Miren que realizo algo nuevo;
ya está brotando)
Vamos a escuchar
un breve cargamento del libro del profeta Isaías, donde se explica el retorno
de Babilonia a Jerusalén como un nuevo éxodo. El texto asegura que Dios
abre un camino en el desierto, para que Israel pueda atravesarlo con facilidad
y con seguridad. Escuchemos.
Segunda lectura: Filipenses (Todo lo
estimo pérdida comparado con Cristo)
Presten mucha atención a este corto pasaje de carta
de san Pablo a los filipenses. El autor subraya con fuerza el valor
incomparable que tiene para él el conocimiento de Jesucristo. En
comparación con Cristo, cualquier otra cosa, por importante que parezca,
resulta superflua, e incluso negativa. Oigamos.
Tercera lectura: Juan 8, 1-11 (El que
esté sin pecado, que le tire la primera piedra)
Un día por la mañana, al amanecer, estaba Jesús en el templo y mientras
hablaba se le presentó una desagradable sorpresa, según la describe la bella
pluma del evangelista San Juan. Los letrados y fariseos le trajeron una mujer
sorprendida en flagrante adulterio. “La ley establece que mujeres
como estas deben morir ‘apedreadas’. ¿Tu que dices?”. “...El que no
tenga pecado lance la primera piedra”. La respuesta de Jesús fue una
sorpresa para ellos. Unos tras otros se fueron retirando, comenzando por
los más viejos. Se quedaron sólo Jesús y la acusada. Jesús le dice
‘Mujer’ ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Yo tampoco te
condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar”. De pie, por favor,
para escuchar al Señor.
Oración Universal:
- Para
que la Iglesia sea a los ojos del mundo signo de esperanza, acogiendo a
todos, animando, consolando, roguemos al Señor.
- Para
que nuestra sociedad, injusta e hipócrita, que busca lo que la escandaliza
y fomenta lo que luego condena, asuma su culpa y procure el remedio, roguemos
al Señor.
- Para
que los delincuentes y marginados encuentren en todos la ayuda la ayuda
fraterna para salir de su postración, roguemos al Señor.
- Para
que nuestros adolescentes y jóvenes pueden descubrir la llamada de Dios a
la vida religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.
- Para
que no nos creamos sin pecado y no nos erijamos en jueces de los demás,
como acusadores de la mujer adúltera, y aprendamos de Cristo a ser
comprensivos, roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B.
Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 460)
Es justo bendecirte, Padre, porque en Jesús de Nazaret
dejaste al descubierto la hipocresía que nos corroe por dentro.
¡Pobre mujer adúltera! Todos la señalaban con el dedo, todos,
pero Jesús la perdonó y le devolvió su dignidad perdida.
Qué lección para nosotros, fiscales aficionados y baratos,
que denunciamos y encasillamos fácilmente a los demás.
Tú, en cambio, brindas siempre una segunda oportunidad.
Ante ti, Señor, todos somos imperfectos y pecadores;
reconocerlo es nuestra salvación, la única salida airosa.
Rehabilitados por tu perdón como personas e hijos tuyos,
estamos alegres y te damos gracias por siempre, Señor.
Amén.
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V Domingo de Cuaresma. Ciclo C
Especial de Cuaresma
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