XIII Domingo. Tiempo Ordinario
Color: VERDE
Domingo, 28 de junio de 2020
CITAS BÍBLICAS
-
Primera lectura: 2Re 4, 8-11.14-16a
-
Salmo Responsorial: 88, 2-3.16-19
-
Segunda lectura: Rom 6,3-4.8-11
-
Evangelio: Mt 10,37-42
Por P.
Wilkin Castillo
Hoy tenemos una vez más la oportunidad
de reflexionar en torno a la palabra de Dios en el marco de este decimotercer
domingo del tiempo ordinario y las lecturas constituyen un estímulo para
profundizar lo que Dios nos comunica por medio de ellas.
En el segundo libro de los Reyes se nos narra un
interesante hecho de vida: “Un día pasaba Eliseo por Sunem, y una mujer rica lo
invitó con insistencia a comer. Y, siempre que pasaba por allí, iba a comer a
su casa.” Hay aquí tres imágenes poderosas primero la mujer se da cuenta que
está frente a un profeta y estar frente a un profeta es señal de estar junto al
mismo Dios. La segunda imagen es que la mujer era rica y por lo general el que
es rico es muchas veces más reservado para dar, pues su riqueza se puede constituir
en su Dios y por tanto no creer necesitar de Dios. La tercera imagen y no por
ello no menos importante es que el profeta cada vez que pasaba por allí se
quedaba a comer en la casa de la mujer. Aquí se resalta la importancia de la
constancia por parte de la mujer. La permanencia en hacer el bien nos hace
grandes y recibimos de Dios su gracia.
Ella dijo a su
marido: “Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por
nuestra casa.” La mujer tenía una mirada certera y fina, descubrió a Dios en el
profeta Eliseo. Es que cuando Dios pasa por la casa de nuestra vida transforma
toda realidad de miseria y la convierte en canto de alegría, de liberación y de
victoria y fue precisamente lo que experimentó y descubrió la mujer en Eliseo
el hombre de Dios.
Por su lado el
profeta responde con la misma generosidad que respondió la mujer rica al
decirnos: “El año que viene, por estas mismas fechas, abrazarás a un hijo.” La
mujer ofrece comida y alojamiento al profeta y él le regala un hijo otra vida,
sin lugar a dudas a Dios nadie le gana en generosidad y una vez más el Vaso de
su amor se derrama a favor de aquellos que lo aman y lo reciben con amor en la
casa de su corazón.
Por eso en el evangelio la palabra de Dios mantiene su
poder cuando se nos comunica a viva voz: “El que los recibe a ustedes me recibe
a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un
profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo
porque es justo tendrá paga de justo”.
Es un retrato de lo que sucedió en la primera lectura
del segundo libro de los Reyes con la mujer rica y el profeta Eliseo. Ella lo
recibió sin ningún tipo de interés movida solo por su buena intención de dar de
comer y de dar alojamiento y ella recibió de Dios un hijo un regalo único e
incomparable y que jamás se compra con dinero, por eso recibió más de lo que
dio.
Lo más hermoso es cuando no nos reservamos nada en la
vida para nosotros y me gustó mucho una frase del Obispo Mons. José Grullón en
el programa radial La Voz del Pastor cuando dijo: “solo es pastor aquel que se
sabe necesitado de Dios”. Es por eso que
sentirse necesitado de Dios, es también ser capaz de dar y de darse y solo lo
hace aquel que ha descubierto a Dios como base fundante de su vida. Nos lo
confirma el mismo Señor cuando nos dice: “El que dé a beber, aunque no sea más
que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi
discípulo, no perderá su paga, se lo aseguro.” La paga de la cual se nos habla
sobrepasa el espacio y el tiempo. Es paga que no se compra con dinero, oro ni
plata es paga eterna y corresponde por tanto al plano divino de Dios.
El Evangelio de hoy en Audio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario