Domingo, 29 de marzo de 2020
CITAS BÍBLICAS
I Lec. Ezequiel 37, 12-14
Salmo
Responsorial: 129, 1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8
II
Lec. Romanos 8, 8-11
III Lec. Juan 11, 3-7.
17. 20-27. 33-45
“RESURRECCIÓN Y VIDA PARA EL QUE CREE”
En un cuadro plástico de gran belleza, se nos pintan la Vida y la
Muerte enfrentados en el sepulcro de Lázaro. La resurrección del amigo es
parábola y profecía de futuras victorias sobre todo tipo de muertes: Cristo ha
venido para que «tengamos vida y la tengamos en abundancia» (Jn 10,10) y la
conservemos para siempre. Él nos repite: «Amigo mío, pueblo mío, yo abriré
vuestros sepulcros» (Ez 37,12); yo abriré todos los sepulcros.
En el evangelio de hoy destacan los sentimientos humanos y el poder
divino, Jesús que llora (Jn 11,35) y a la vez se proclama «resurrección y
vida»(Jn 11, 27). Ambas dimensiones nos convencen de su verdad.
Betania era el lugar donde Jesús se quedaba cuando iba a Jerusalén.
Así lo atestigua la tradición sinóptica, y hace razonable la suposición de que
era en aquella casa Lázaro donde se hospedaba y que sus moradores eran
verdaderamente amigos íntimos de Jesús.
Cuando, avisado de la muerte de su amigo, Jesús llega a Betania,
Marta, hermana del amigo difunto, sale al encuentro de Jesús y le dice con
dolor: «¡si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto! Pero sé que
cualquier cosa que pidas a Dios, Él te la concederá» (Jn 11, 21-22). Marta pide
de manera confiada un milagro; pide a Jesús que resucite a su hermano Lázaro,
que devuelva a la vida a uno de sus seres más queridos aquí en esta tierra.
Jesús responde con palabras que se refieren a la vida eterna: «el
que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees tú esto?» (Jn 11, 26).
Marta hace una afirmación de fe: “SI, Señor: yo creo que tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”., pero, aunque la
pronuncia parece que no entiende el alcance de la expresión “el que tenía que
venir al mundo” … En realidad, no ha entendido que la luz y la vida ya han
venido al mundo. Marta no sabe bien lo que dice. Ella piensa siempre en un
tiempo futuro, pero no comprende que ese tiempo ya ha comenzado.
El futuro, que ella espera, lo tiene corporalmente delante: Mi
hermano resucitara (futuro) enel último día, dice Marta, ante el “yo
soy(presente) la resurrección y la vida” que le responde Jesús. Marta no sabe
que Jesús trae el futuro al presente, a su presente. Jesús la ayuda a poder
creer esto. Lo hace transformando su saber acerca de la resurrección futura en
una fe en él, “que es la resurrección y la vida”. El saber de Marta se
transforma en un creer en Jesús
Jesús ora al Padre, “Yo sé que siempre me escuchas” (Jn 11,42):
Jesús confía absolutamente en el Padre porque hace siempre lo que agrada al
Padre. (Mi alimento es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4, 34) Sabe que cuanto
pide es conforme a la voluntad del Padre y que por ello precisamente es siempre
escuchado. Exige a sus seguidores esta misma confianza en la oración.
La descripción del milagro no es espectacular. Los testigos y los
lectores tenían/tenemos los ojos fijos en la tumba, al quitar la piedra y en la
salida de Lázaro, pero los ojos de Jesús se elevan al cielo. Lázaro sale con
las vendas, pero no habla. Y no nos cuenta, -no sabemos- nada sobre el más
allá. La intención del evangelista no es satisfacer la curiosidad sobre el más
allá, sino poder simbolizar la vida. Y la resurrección a la vida eterna hay que
simbolizarla desde la resurrección a la vida natural.
La resurrección de Lázaro tiene sentido a la luz de la resurrección
de Jesús. Los fariseos están preparando la muerte de Jesús. Finalmente lo van a
matar, pero el Padre no lo abandonará en la muerte, sino que lo resucitará. En
la muerte se encuentra la definitiva vida de Dios. El relato nos recuerda que
esta vida de Jesús se comunicara a todos los que creen en él.
La fe en la victoria de la gracia sobre el pecado, en la victoria
de la vida sobre la muerte del cuerpo y del alma, es explicada por San Pablo en
su carta a los Romanos que hemos escuchado en esta liturgia. Jesús, en efecto,
dijo en Betania: «Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí no morirá
eternamente». (Jn 11, 25-26)
«¿Crees tú esto?», pregunta Jesús a Marta. Y con esta pregunta está
interrogando a los discípulos de todos los tiempos; pregunta a cada uno de
nosotros en este quinto domingo de Cuaresma, cuando ya estamos tan cercanos al
día de la Pascua. ¿Qué respondes…?
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
V Domingo de Cuaresma
Ciclo A
29 de marzo de 2020
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